aunque no lo leerás
ni sabrás de su existencia.
A ti
que te abrigas
de ausenciay transitas sin rumbo.
Por ti
que mereces
un sol de vida,
el abrazo de tu madre
y el calor de otros niños jugando.
Estas letras
no te darán cobijo,
ni te aliviarán la pena
pero no puedo guardarlas más.
Me duele la vida
verte allí.
Sin amparo
con la mirada vacía
y la mano extendida.
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