I
los arriates
apretados como la prisa
no podían respirar
se parecen
a la vida de tantos
que regalan agobio por caricia
II
el clavo vivía solo con la pared
el cuadro al lado sonríe
tiene su propio clavo
y la pared hace muecas
todavía le duele la rajadura
del último temblor
III
no hay marcha atrás
el reloj de arena
se llena con la verdad
un instante de vida cada grano
que disfrutamos o dejamos resbalar
IV
eran varias gotas
pretendían que no sabían nadar
preferían recostarse sobre la ola
y disfrutar del paisaje
V
no sabe si la casa está abandonada
o los inquilinos están de viaje
cuando toca a la puerta
responde el silencio
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