miércoles, 30 de mayo de 2018

Las vamos guardando

Las vamos guardando, letras, sílabas, letras sílabas como piezas de rompecabezas que se apilan dentro del estómago. No se sienten como mariposas, no tienen alas, son parte de algo que se acumula. Tienen el olor de las instrucciones con naftalina – es mejor callar –, –  es mejor no decir –,  – hay que mantener el misterio –.

Y un día, estalla la olla, se dispara la presión y todo explota hasta ensuciar las paredes, el techo y el piso. Nos dejamos de atragantar, pero en el camino de destapar salpicamos y escupimos sapos, culebras y una que otra bala que hace más que herir, acaba, aniquila.

Las vamos guardando, letras, sílabas, letras sílabas, y en un momento perdido encontramos el cuaderno vacío, así de la nada, las páginas en blanco, el montón de lapiceros dispuestos a bailar entre los dos.

Y las piezas empiezan acomodarse, un poco a la fuerza al principio, no siempre en el lugar correcto. Reposan unas, descartamos otras, las desaparecemos, perdieron el sentido. Y como que fuera el encaje de la abuela, con precisión que regala el tiempo, el silencio y varios espejos, las otras se van uniendo.

La respiración se hace tranquila, ya no es alboroto, es armar un poco, día a día, todas esas historias hilvanadas en el estómago y en el corazón.

©sepc mayo, 2018

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