domingo, 29 de noviembre de 2009

Agua y Fuego



agua y fuego, durmiendo en el pasado y
exclamando tu nombre

calderas hirvientes, condimentando sueños y
forjando nubes

chimenea azul, agitando ayeres y
respirando alivio

armando horizontes como fieles amantes,
eslabones humeantes

martes, 24 de noviembre de 2009

Argentando el alma



En el vaivén de las olas
se sumergen los sentidos.

Te veo venir
en canto de sirenas,
en el aroma de las gotas de sal,
y en la espera de un beso.

Y de pronto, y de la nada,
en ese paisaje plateado
se acompasa el vuelo
y se argenta el alma.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Secando lágrimas


Las gotas desprenden los pétalos lilas
y los dejan flotar en círculos de lavanda.

En creciente ritmo se dejan escuchar
tambores de hojas y arpas de agua,
son cántaros de notas que se desploman sin cesar.

Entre aromas de níspero y tierra húmeda
se llueve la tarde y se despide entre retumbos.

Se visten las lunas de reflejos continuos
mientras la naturaleza seca sus lágrimas.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Despertando


en las nubes se colgaron las horas
se escurren en rayos de sol
hasta iluminar el nuevo día

se sacuden la sombras
en alargados paisajes
desvistiéndose de la noche

de colores se dibujan todos los cristales
despertando las pasiones del segundero
columpiando pátinas entre el viento

sábado, 21 de noviembre de 2009

La calle de los suspiros


despiden suspiros las piedras
se escapan por la ventana y entre las tejas
dan la vuelta a la esquina y retornan
hasta nombrar la calle

se tapizan de rosas las paredes
de los poros se desprenden los suspiros
atrapando las luces malva
hasta nombrar la calle


es otra manera de viajar
en misterios que esconden muros sonrosados
en madera que cruje en suspiros
hasta nombrar la calle

Remolino emocional



Allí sucede,
donde el arco iris
toma sus colores en el agua:
Atitlán.


En danza de ilusoria desarmonía:
el cálido viento del sur empuja
a las ventiscas del norte.


Búsqueda y encuentro de dos:
juego interminable e infinito
como los círculos
sobre los que giran
cayucos de pesca y azul vestido.


Entre la mañana y la tarde aparecen,
susurra la leyenda,
aires que recogen los pecados:
Xocomil.