domingo, 22 de mayo de 2011

Una y mil veces

una y mil veces
tendría que romperte
hasta que hagas erupción
y vomites la lava
guardada en tanto silencio

una y mil veces
tendría que desenterrarte
hasta encontrar la raíz más profunda
esa
que apuñala el corazón
y no deja de sangrarte

tendría que construirte
con una y mil caricias
platicarte de amor
uno y mil atardeceres
y que surjas del barro
en uno y mil amaneceres

domingo, 15 de mayo de 2011

Del silencio


Caminando desnudos
conversando en el silencio
hacemos surcos con los pies descalzos
entre las grietas de los laberintos
que guardamos dentro


Aliviemos allí
otras huellas,
otras sendas
y otros túneles


Escuchemos allí,
los gritos de nuestro barro
respiremos con otros latidos
acoracémonos de paz
sintiendo en el alma
el beso del horizonte

domingo, 8 de mayo de 2011

Vestidos de tiempo

En la gota de agua
que se viste de espejo
se dibuja el reloj

Al ritmo de un tic tac
la vida traza la piel

Siempre allí
al compás de los días
el tiempo reposa
decantando huellas
abrevadas de recuerdos

miércoles, 4 de mayo de 2011

Gracias a Ernesto Sabato - Aprender a leer


Leer es un privilegio increíble y para quiénes podemos disfrutar de leer más allá de la combinación de signos y sonidos, se nos abre un universo sin límites. Aprendemos a ordenar una vocal con una constante formando ladrillos que construyen expresiones, oraciones, párrafos y tantísimas páginas; otras veces construimos canciones y otras más serán versos que dibujan poemas.

Hilvanar las consonantes y las vocales nos permiten tejer mundos imaginarios o reales,a veces certeros o la mayoría de las veces tan inciertos como la misma existencia; creamos rincones, a veces cercanos, muy íntimos. Otras veces elaboramos espacios tan lejanos que no logramos ni reconocerlos, como la imagen que nos devuelve el espejo. Espacios que nos asombran y nos develan el alma distante que llevamos dentro.

Es un regalo invaluable, no sólo leer, sino adentrarnos en ese mundo de las letras y desnudar de la “a” a la “z” la vida ajena y la propia. Ese primer contacto con esos símbolos que dibujan páginas marcó mi vida y su rumbo y su impacto aún persiste; como lo hace cualquier primer encuentro inolvidable.

Apenas tendría cuatro años, pero tengo tan presente y muy cerca de mi corazón cuando llegó a mis manos un libro de pasta roja: "Pepe y Polita"; sin lugar a dudas de los mejores y más preciados regalos que he recibido de mi madre. En esas páginas aprendí a distinguir el significado de esos dos arquitos que delineaban la letra “m” y pude descifrar: “mi mamá me mima”. Desde ese día empezaron a desfilar antes mis ojos muchos nuevos mundos; pero no sería hasta unos diez años después que aprendería a aprehender las letras. En el colegio nos asignaron la lectura de El Túnel de Ernesto Sábato; surgió otra encrucijada en el camino y una nueva senda. Asimilé fascinada, de golpe y en esa fortuna de letras que el mundo no mima.