lunes, 18 de enero de 2010

No se espera el rugido



                              A los hermanos de Haití, enero 2010
No se espera el rugido.
El clamor tiembla el alma.
No se ven las fauces,
sólo se siente el rugido.

No se espera el rugido.
Tarde como cualquier otra.
Esperanzas desmoronadas
en almas soterradas.
Sólo se siente el rugido.

No se espera el rugido.
Se convierte en escombros
la risa, la lágrima, el beso y el adiós.
Surge el silencio y
sólo se siente el rugido.

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